La sal es uno de los elementos que debemos de limitar en la dieta, son sólo porque retiene líquidos, lo cual produce hinchazón en las personas propensas y añade volumen a su silueta, si no que también debemos evitarla en la medida de lo posible para evitar otros problemas de salud.

El problema de la sal es que en cantidades moderadas no produce efectos negativos, pero la mayoría de personas toman porcentajes de sal mucho más altos del recomendado y ni siquiera se dan cuento de ello, pues raras veces las sobredosis de sal provienen de la sal de mesa o la salazón que aplicamos a las comidas, sino que proviene de la sal que se añade industrialmente en los alimentos y de las cuales no siempre el consumidor es consciente.

Los alimentos en conservas y los ahumados, son por lo general los que más sal incluyen en su composición, además de los fritos y los frutos secos procesados y tostados, puesto que si se consumen crudos no sería aplicable, puesto que no han agregado elementos externos a su composición y de por sí estos no incluyen grandes cantidades de cloruro de sodio.

El principal peligro de la sal en la dieta consiste en que si durante años consumimos demasiado cloruro de sodio, corremos el riesgo de elevar la presión arterial como consecuencia de haber deteriorado los vasos sanguíneos, lo cual no significa que las personas que estén sanas y en su peso, no puedan disfrutar de un paquete de patatas fritas o un puñado de frutos secos sazonados de vez en cuando, pero la asociación americana del corazón, recomienda poner especial atención a la composición de los alimentos para evitar el exceso de sodio de manera permanente en la dieta.

Para llegar a estas conclusiones, se sometieron a un estudio a 5.556 hombres y mujeres sin hipertensión y se fueron recogiendo sus muestras durante un periodo varios años, observando que aquellos participantes que consumían mayor cantidad de sodio, también presentaban mayores cantidades de ácido úrico y albúmina, lo cual les predisponía a desarrollar hipertensión en el futuro.