Algunos mitos sobre los alimentos

Los conocimientos de la gente sobre la comida pueden ser  heredados de otras generaciones o investigaciones personales basados en sus organismos. Sin embargo, es innegable que hay muchas creencias, supersticiones y mitos acerca de la alimentación saludable, los que pueden llenarnos de temores y alejarnos del verdadero equilibrio alimentario.
Uno de estos mitos es que beber líquidos  puede recargar de trabajo tus riñones. Beber agua es excelente para tus riñones y salud en general, pero si bebemos cosas que contengan demasiados minerales y ya tienes una insuficiencia renal, es probable que se convierta en un problema. El otro lado de la moneda es la potomanía, es decir beber agua en exceso y, como todo extremo, es perjudicial para tu salud.
Hay quienes dicen que las bebidas gaseosas son buenas en caso de indigestión o molestias estomacales, pero esto no es cierto. Estas bebidas son pobres en sales y contienen demasiado azúcar, lo que termina deshidratándote aún más.
Otro error es creer que la gente no digiere la leche o lácteos porque es alérgica a ella. En realidad, se trata de una intolerancia por la ausencia de lactosa, una enzima digestiva necesaria para procesar estos alimentos. Si no se consumen con cierta frecuencia, los niveles de lactosa descienden, causando malestar.
El mito más común es creer que las comidas ricas en grasas aumentan la producción de sebo en la piel y con ella, el acné. Alimentos como el aguacate, aceites de oliva, quesos, huevos y otras grasas son necesarias para el correcto funcionamiento del cuerpo y no tienen nada que ver con la aparición del acné. Sin embargo, la alimentación pobre en vegetales y frutas y poca agua si pueden causar problemas en la piel por la acumulación de toxinas.
Otra idea común relaciona el comer demasiado rápido con el aumento de peso y esto si puede ser real; pues al comer a gran velocidad nuestro cerebro no tiene tiempo para activar las hormonas responsables de la sensación de saciedad, con lo que somos proclives a comer de más.
En conclusión, más que la restricción de alimentos, los remedios milagrosos y otros mitos, la moderación es la clave para tener una dieta saludable y balanceada.
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